Pues resulta que últimamente estoy haciendo experimentos con aparatos electrónicos, y cada dos por tres me encuentro con el problema de cómo darles corriente.
Muchos de estos aparatos y componentes funcionan a 5V, con lo que puedo usar enchufes USB o similares, pero ahora me estoy encontrando con focos que necesitan 12V, y láseres que con más de 3.3V se fríen, y no tengo adaptadores para sacar todos esos voltajes. Me planteé usar cargadores de móviles y similares, pero a veces dan corriente alterna, y en otras ocasiones no tienen demasiada potencia, y si intentas enchufar un par de motores, acabas quemándolos.
Lo ideal para estas cosas es una fuente de laboratorio, que tienen bastante potencia y son regulables, de modo que escoges qué voltaje tiene entre los bornes.
Pero esas fuentes son grandes, caras, y no tengo muy claro dónde conseguirlas.
Sin embargo, tengo por aquí tiradas algunas fuentes de alimentación de ordenadores viejos, que dan varios voltajes distintos, entre ellos, los 5V, 12V y 3.3V que necesito.
Así que decidí hacer un poco de bricolaje con una fuente ATX que tenía por ahí tirada para usarla en mis experimentos.
No me acordé de sacar fotos durante el proceso, pero bueno, tampoco tiene mucha importancia, porque se trata simplemente de cortar y empalmar cables, y hacer unos cuantos agujeros.
Antes de nada, enseñaros cómo quedó:
Voy a explicar en plan sencillo los pasos que hay que seguir.
En primer lugar necesitamos una fuente de alimentación de un ordenador. Esta es una fuente ATX. Si no tenéis ninguna tirada por casa, en tiendas de informática como PCBox salen bastante baratas.
Estas fuentes alimentan los discos duros, lectores de DVDs, puertos USB, disqueteras, etc, además de a la propia placa base del ordenador. Para hacer esto tienen la capacidad de generar distintos voltajes. Se da la casualidad de que en la placa suelen estar marcados, además de que se utiliza un código de color para identificarlos, de modo que con un poco de atención es difícil equivocarse.
Antes de nada un aviso. No trabajéis nunca con la fuente enchufada, porque es muy fácil causar un cortocircuito y estropear la fuente, o tocar donde no se debe, y morir electrocutado. Así que siempre que vayáis a tocar los interiores de la fuente aseguraos de que está desenchufada antes.
Lo primero que hay que hacer es conectar el cable verde (sólo hay uno, no tiene pérdida) a uno negro. Es el cable de encendido, de modo que para que la fuente se ponga a funcionar hay que conectar primero ese.
Lo siguiente es identificar los cables que nos interesan. Cada color corresponde con un voltaje, y todos los cables del mismo color están conectados entre sí.
Yo corté todos los cables dejando uno de cada color más largo, que fue el que utilicé para los enchufes.
Los colores son los siguientes:
Negro - 0V
Amarillo - +12V
Azul - -12V
Naranja - +3.3V
Rojo - +5V
Blanco - -5V
El resto de los colores no los vamos a utilizar.
Como ya dije, corté todos los cables menos uno de cada color (del negro dejé dos, uno para el enchufe, y otro para empalmar con el verde)
Uní el cable verde con uno negro.
Utilicé cola térmica para que no hubiese posibilidad de que los cables cortados que no se van a utilizar hiciesen contacto con ningún otro cable, ni con la carcasa metálica.
Hice unos cuantos agujeros en la carcasa.
Coloqué los enchufes en la carcasa.
Uní los cables a los enchufes, teniendo cuidado de que no tocasen en la carcasa metálica.
Cerré todo, y listo.
Es una modificación muy sencilla, y que permite tener una fuente de corriente con variedad de voltajes sin necesidad de gastar mucho.
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