viernes, 27 de diciembre de 2013

Muro con canicas en Londres

Os dejo aquí con unas fotografías que sacamos de un muro que en principio parecía descuidado y anodino, y resultó tener un secreto escondido.

Os pongo en situación, estábamos Luisa y yo en Londres de viaje de novios, y como era de esperar hicimos una visita al mercadillo de Camden Town. Llegada cierta hora de la tarde decidimos volvernos al hotel, pero en lugar de utilizar el metro, preferimos variar e ir en autobús, para ir viendo un poco de paisaje, y en lugar de volver a pasar por el mogollón de gente decidimos dar un poco de rodeo e ir por calles menos transitadas, y allí nos encontramos con un muro de lo más curioso.

El muro de ladrillo, con restos de pintura, en apariencia descuidado tenía incrustadas un montón de canicas siguiendo líneas.

La apariencia es que alguien ha sacado una ametralladora de canicas y se ha liado a disparar contra el muro.

El detalle nos hizo mucha gracia, y cuando nos dimos cuenta de que las líneas de canicas hacían dibujos, decidí sacar unas cuantas fotos.
Como ya había poca luz y las fotos me estaban saliendo un poco movidas, puse el flash de la cámara, y el resultado fue este:




La idea es estupendísima, las fotos quedan súper simpáticas (aunque es complicado saber qué estás sacando en ellas, ya que sin el flash apenas se ven las canicas), y el hecho de que sea necesario una luz (por ejemplo la del flash) le da un aire de misterio tremendamente interesante.

Por último, os dejo con el enlace del StreetView de Google:


Visualizar o mapa ampliado

viernes, 20 de diciembre de 2013

Azucarillos personalizados

Esta es una de esas ideas que ves por internet y no puedes dejar de pensar "Qué original, esto tengo que probarlo". Seguro que os suena. También me suele pasar que acto seguido me planteo cosas como "¿Y me vale la pena gastar tanto tiempo/dinero en esta cosa?" o "¿Y cuando lo termine dónde lo meto?"

Pero para hacer los azucarillos no necesitamos demasiado tiempo, ni herramientas raras o costosas, y cuando tengáis invitados quedan súper originales.

Para hacerlos necesitaréis:

Azúcar. Esto es obvio. Yo utilicé azúcar blanco, por que es el que uso normalmente, pero no debería haber problema por utilizar azúcar moreno, si os gusta más la idea.

Agua. Muy poquita, la suficiente como para humedecer el azúcar.

Colorante alimentario. Podéis hacer vuestros azucarillos sin colorante, pero tener azucarillos en forma de corazón, y que sean rojos, gana puntos. Eso sí, tened en cuenta que si lo utilizáis para una manzanilla, os la dejará rosa.
 Yo utilizo colorante líquido. Compré un pack de tres colores, y para hacer más colores únicamente tengo que mezclar (azul+amarillo=verde). Supongo que también se podrá hacer con colorante en polvo, si lo disolvemos en el agua que le echaremos al azúcar.

Molde. En principio cualquier cosa vale. Lo ideal es que haga porciones pequeñas, para que se sequen más facilmente, y para no tener que echar un montón de azúcar de cada vez.
 Cada vez es más fácil encontrar moldes para bombones, con formas interesantes, y con un tamaño bastante aceptable.
Yo tuve la suerte de encontrarme con esto en una tienda Pórtico:

El proceso es tremendamente simple:

Echamos el azúcar en un recipiente (taza o similar), le echamos unas gotas de colorante, y una cucharadita de agua. Muy poca agua. Lo suficiente para que el azúcar esté humedo y se pegue, pero no la suficiente como para que se disuelva.

Echamos la mezcla en los moldes. No es necesario prensar ni nada, simplemente echar el azúcar húmedo hasta tapar los moldes completamente. Mejor si no quedan burbujas de aire dentro.

Y después de eso, dejar secar. Cuanta más agua le hayáis echado y cuanto más grandes sean los azucarillos, más tardarán en solidificarse. Dependiendo de la humedad ambiente pueden tardar unos días. Yo es que sencillamente aparté el molde a donde no me molestaba y me olvidé de él completamente. Cuando volví a verlo ya tenía los azucarillos listos.

Y con esto ya está todo el proceso listo. Desmoldamos los azucarillos, los guardamos en un bote, y los sacamos para impresionar a las visitas.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Velas para cumpleaños

Bufff, ya hacía un montón de tiempo que no publicaba nada.
No es que no hayamos estado haciendo cosas, pero no han sido muchas, y la mayoría han sido cosas pequeñas o que consideramos de poco interés. Algunas las publicaré igualmente para que quien quiera pueda aprovechar las ideas, aunque lo que vendría siendo el tutorial será bastante soso.

Antes de empezar con el tutorial voy a ponernos en situación. En mi familia coincidimos cuatro primos de cumpleaños en el mismo mes. Mi madre decidió que esto era una excusa perfecta para hacer comida familiar además de celebrar los cumpleaños, así que desde hace unos años, en octubre celebramos esta comida familiar/cumpleaños.

La cuestión es que como mi madre está ocupada con los preparativos de la comida, no siempre se acuerda de los preparativos del cumpleaños, y así pasó que para la primera reunión no teníamos velas para la tarta, y menos para cuatro personas.
 
Al año siguiente me encargó a mi comprar unas velas de estas que son números.
Personalmente no me gustan demasiado esas velas. Suelen estar demasiado pensadas para niños, así que en vez de coger velas de número o velas normales decidimos echar un ojo a ver qué encontrábamos que nos gustase.

Lo que encontramos fueron unas velas decorativas, bajitas y anchas, en una amplia variedad de colores. Al ser anchas y coloridas son bastante visibles y quedan bastante bien y como son bajitas no tienen esa pinta de cirios que tienen las velas altas.


Cuando estábamos pensando como poner números a las velas nos dimos cuenta de una cosa muy interesante. Las velas no son de color en su totalidad, si no que son blancas por dentro y tienen una capa color externa.
 
Se nos ocurrió que si rascábamos esa parte de color tendríamos una vela de color con un número en blanco.
No guardo fotos de ese primer experimento, pero a pesar de que la técnica no fue demasiado buena, las velas eran muy originales y tuvieron bastante éxito.
Al año siguiente ya teníamos claro que íbamos a usar las mismas velas, la duda era qué hacer con ellas.
 
Luisa se planteó qué se podía hacer con cuatro velas de colores distintos, y acabó pensando en el Pac-Man.
 
Hizo cuatro fantasmas de colores utilizando un pirograbador para fundir la cera de las velas para hacer las ondas la parte de abajo y los ojos, y para las pupilas utilizó dos abalorios pequeños que colocó con la cera aún caliente para que quedasen pegados.
También consiguió una vela en forma de bola amarilla a la que cortó un trozo para hacer el comecocos.
El resultado fue estupendo y tremendamente original y la verdad es que no fue demasiado complicado hacerlos.


Como las veces anteriores las velas habían sido tan chulas y originales, este año nos volvió a tocar hacer otras.
El caso es que Luisa estaba ocupada y yo me encontré con el problema de qué preparar este año que no palideciese al compararlo con lo del año pasado.

Decidí que tallar las velas podía ser una estupenda idea si conseguía hacerlo bien, así que el primer paso fue buscar una herramienta adecuada para tallar las velas.

Como la cera es en general bastante blanda y no tenía que hacer bajorrelieves ni escultura con ella me llegaba con hacer una herramienta simple que me permitiese hacer surcos. Estoy seguro de que hay un montón de herramientas estupendas para hacer estas cosas, pero encontrar una podría llegar a ser bastante complicado, así que decidí hacerme una yo mismo.

El primer paso fue recortar un trozo de lata de refresco. La chapa de la lata es fina, con lo que se corta sin problemas con unas tijeras, y se puede doblar también sin problemas.


La punta de la herramienta que necesitamos es un simple rectángulo acabado en ángulo, algo para hacer surcos.

La coloqué en un lápiz para tener un mango con el que trabajar. El resultado quedó así:

Lo siguiente fue buscar por internet unas cuantas imágenes que me gustasen. En un primer momento busqué motivos celtas buscando sobre todo cosas más o menos sencillas que fuese capaz de tallar luego. Encontré un motivo clásico de nudos y una mariposa que me gustaron. Después para mi hermano decidí variar, y busqué algo más tribal. La verdad es que hay un montón de imágenes con motivos para tatuajes que podrían funcionar bien para esto.

Bueno, lo primero es copiar el motivo. Yo utilicé papel de horno, que es resistente y medio translúcido, y sobre todo porque lo tenía a mano. Busqué las imágenes con la tablet, las amplié en la pantalla hasta que me gustó el tamaño y las calqué directamente poniendo encima el papel de horno. Todo muy rudimentario si quitamos el hecho de que utilicé una tablet.
Esta es la pinta que tenían las imágenes en el papel de horno.

Utilicé cinta aislante para pegar la plantilla a las velas. En concreto utilicé esta porque es muy mala y casi no pega, con lo que no funciona demasiado bien como cinta aislante, pero para estas cosas viene muy bien, porque no deja restos en la vela, ni tellevarás un trozo de vela al despegarla. Lo normal habría sido utilizar cinta de carrocero (la que es como de papel que utilizan los pintores)

Aquí podéis ver cómo queda colocada en la vela.
Una vez colocada la plantilla únicamente hay que repasarla con lápiz. Como la cera es blanda, al repasar con lápiz por encima conseguimos que quede el dibujo marcado en la cera, y así tenemos la guía para tallar luego.
Las marcas no se ven demasiado, pero se ven lo suficiente como para utilizarlas sin problema, y no dejarán marcas en la vela, ni manchas ni similares.

Y una vez marcada la vela únicamente queda coger nuestra herramienta recién realizada e ir sacando virutas de cera y haciendo surco hasta que se vea la parte blanca.
Después de hacer cuatro velas me di cuenta de que el sistema es bastante versátil, y se puede ajustar el ancho y la profundidad de los surcos y llegar a hacer unos diseños bastante elaborados.

Aquí podéis ver cómo quedó la primera vela, con los restos de viruta de cera en primer plano.

Como recomendación os diría que cogiéseis velas de más y utilizáseis alguna para practicar. Se puede ver cómo en la misma mariposa hay surcos más elaborados y otros más sucios. Eso es porque fui pillándole el truco a medida que iba tallando, y probablemente a vosotros os pase lo mismo.

Después de un rato largo de copiar plantillas, marcarlas y hacer surcos, aquí tenéis el resultado:


Lo siguiente era poner los números. Había buscado diseños que no ocupasen toda la circunferencia de las velas justamente para dejar hueco en la parte trasera para el número.
Busqué imágenes de números hasta que encontré unos que me gustaron, copié en el papel de horno los que me hacían falta, y los marqué en las velas.

Los números que escogí no son de trazo fino como los diseños del frente, así que la técnica cambia un poco.
Lo que hice fue tallar surco justo en el borde marcado, pero procurando quitar únicamente la cera externa de color. Llegando a la parte blanca, pero nada más.
Una vez tallado todo el perímetro del número, la parte central se puede despegar, incluso llegando a sacar en ocasiones el número entero. De este modo conseguimos que el número tenga la forma que queremos, el interior blanco, y un acabado bastante limpio, ya que no hemos necesitado tallar toda la superficie del número.

El resultado fue este:

Hay que tener especial cuidado con números como el cero, que tienen un hueco dentro que hay que tener cuidado de que no se despegue al quitar la cera del resto de la superficie del número.
En general para evitar estos problemas es mejor utilizar fuentes tipo Stencil, que tengan puentes que unan los huecos con el exterior, como por ejemplo en el caso del nueve (que en este caso no se ha hecho a propósito, si no que forma parte del diseño del número, pero la idea es la misma)

Y con esto ya tenemos unas velas de cumpleaños vistosas, originales, personalizadas y muy chulas.

Y ya para terminar os dejo una última foto. Como ya estábamos con las velas a vueltas y una amiga cumplía años, le preparamos una vela especial con forma de minion (de las películas de Gru, Mi villano favorito)
  

La ropa está hecha con papel adhesivo de colores, con los detalles pintados con rotulador.
La boca está hecha con trozos de cinta aislante de colores.
El ojo es un ojo móvil de los que se pueden encontrar en las tiendas de manualidades.

Para hacer la gafa utilicé un trozo de lata de refresco (la misma lata de la que saqué el trozo para la herramienta de tallar. La doblé a la mitad, para que únicamente se viese la parte plateada, y además para evitar aristas cortantes (muy importante)
La tira metálica resultante la enrrollé alrededor de una pila, que en mi caso me sirvió de molde para la forma redonda, y además era del tamaño adecuado para el ojo.
Con ayuda de unos alicates y un mechero calenté el círculo resultante. No es necesario calentarlo demasiado, ya que la cera se derrite con bastante facilidad, pero tened en cuenta que una chapa tan fina se enfría muy rápido, de modo que si no está bien caliente no podréis colocarla en su sitio con facilidad.
Pues eso, una vez caliente la coloqué en su sitio en la vela. Al fundirse la cera se hunde el metal y queda bien colocado en su sitio. Hacedlo bien a la primera, porque después será bastante difícil moverlo y ajustar.
Utilicé la herramienta de tallar para dejar el hueco interior plano para que el ojo encajase mejor. No fue necesario ningún tipo de pegamento ni nada, simplemente encajarlo en su hueco. Si vuestro ojo queda flojo y no queréis que se caiga, una solución muy fácil es utilizar la propia cera. Derretís un poco de cera en la parte interior de la gafa, y colocáis el ojo mientras aún está caliente, para que se quede pegado.

Por la parte de atrás le pegamos unos números que teníamos por ahí, pero lo cierto es que no sirvieron de mucho, ya que a la cumpleañera le daba pena el bichejo y no quiso prender la mecha de la vela.

Y bueno, con esto ya lo dejo por hoy, que así a lo tonto me ha quedado un post bastante gordo. El siguiente no tardará tanto como este. Y a ver si recupero alguno que tengo por ahí a medias para ir rellenando.