martes, 4 de junio de 2013

Revisión del twister casero

Bueno, antes de nada, permitidme que empiece antes con algo de historia, para poneros en situación y que veais que estas cosas no surgen por arte de magia.

En su momento hicimos un juego del twister casero. La idea es la de siempre, podríamos comprar uno, pero es más divertido e interesante hacerlo tú mismo.
Si sois seguidores del blog, ya os sonará, si no, os dejo aquí el enlace al tutorial para hacer un Twister Casero.

Lo había hecho Luisa con tela como de mantel (de está medio plástica) y papel autoadesivo (vinilo tamaño folio o doble folio)

 Es algo interesante de tener por casa, muy entretenido y además no está limitado al propio juego en sí (esto lo explico luego más en detalle).

En carnavales nos visitaron unos amigos con su niña de tres años. Los invitamos a cenar, y como la niña se aburría Luisa decidió sacar algunas cosas para jugar (como es profe de infantil está bastante bien surtida), y aunque el juego en principio no es adecuado para niños de tres años sí que tiene elementos interesantes para jugar con ellos.

En concreto hicimos juegos del estilo "Ahora hay que ponerse todos en un círculo rojo", "Ahora hay que poner un pie en el verde y otro en el azul" o "Ahora tenemos que ponernos cada uno en un color diferente". Es como un "Simón dice" aprovechando los colores. Fue bastante divertido.

Se corre y salta mucho y se aprenden los colores. La verdad es que la niña se lo pasó pipa (y nosotros también), y nuestros amigos se quedaron con ganas de hacerse uno.

El caso es que esta semana cumplió años la niña, y como aún no le habían hecho el Twister decidimos preparar uno y regalárselo.

Esto es algo que seguro ya he comentado antes, y volveré a comentar ahora porque me parece importante. Cuando hacemos manualidades, por muy bien que nos salgan (que no siempre salen bien), suele haber hueco para mejora, cosas que podrían quedar mejor, procesos que podrían ser más fáciles, ideas que podrían mejorarse. El Twister casero no iba a ser distinto.
Nos dimos cuenta de que los materiales no eran los más adecuados. Eran sin duda materiales fáciles de encontrar y utilizar, pero hacen que se pueda resbalar en el Twister, cosa que no es recomendable, y además no eran nada mullidos, que se agradece cuando estás jugando descalzo.

Además queríamos hacer algo original, al fin y al cabo, un Twister normal lo podrían haber comprado en una tienda, y una de las grandes ventajas de hacer las cosas tú mismo en casa es que las puedes personalizar a tu gusto.
Decidimos que el rectángulo con filas de círculos de colores era muy soso. Siempre me ha parecido que el Twister quedaría más bonito si los círculos estuviesen mezclados.

Vi una imagen (que no he sido capaz de volver a encontrar) donde alguien sustituyó los círculos del Twister por triángulos. La verdad es que me gustó mucho el estilo. Los triángulos quedan mucho más chulos que los círculos, y al tener menos espacio en blanco queda muy colorido. Lo que no me gustaba demasiado es que quedan como dos filas de triángulos, así que me planteé como podía reestructurar los triángulos para que quedasen mejor.
Aquí ya entramos en el interesantísimo mundo de la geometría y las teselaciones. Resulta que los triángulos equiláteros encajan muy bien cuando se ponen en forma de hexágono.

Esto rompe con muchas bases del twister: cuatro colores, cuatro círculos de cada color, cuatro filas y cuatro columnas, y todo eso metido dentro de un cuadrado.

Sin embargo cambiar el cuatro por el seis también implica ciertas ventajas. La primera y más importante es que tenemos seis colores con los que jugar, muy interesante cuando parte de la idea del juguete es familiarizarse con los colores. Para venderlo os podría decir que se aprenden un 50% más de colores con esta versión.
Además es muy original y vistoso, y geométricamente se puede ver la relación entre triángulos y hexágonos, entre triángulos grandes y pequeños y entre hexágonos grandes y pequeños.

Quizás no funcione demasiado bien como juego del twister (no hemos llegado a probarlo), pero como recurso educativo es mucho más interesante que el Twister convencional.


Una vez se nos ha ocurrido la idea loca y hemos decidido llevarla a cabo, entramos en fase de diseño.
Empezamos con un hexágono, lo dividimos en seis triángulos y cada uno de eso triángulos lo dividimos en cuatro. Esto significa que tenemos 24 triángulos, seis colores, cuatro triángulos de cada color.

Es tremendamente simpático, porque se puede ver la forma de la alfombra hexagonal, todos los triángulos pequeños, los triángulos grandes hechos a partir de 4 triángulos pequeños, y varios hexágonos hechos a partir de 6 triángulos pequeños. Además permite distribuir uniformemente los colores, de modo que quedan bien repartidos (en el primer diseño coloqué los colores al azar, y no quedaron especialmente bien repartidos).

Como dije antes, después de hacer estas cosas por primera vez aprendes que hay algunos detalles mejorables. Uno de los puntos que necesitaba mejorar nuestro anterior Twister es que resbalaba. Toda la superficie tenía un acabado liso en el que los calcetines podían resbalar. Para este nuevo Twister decidimos que era mejor buscar materiales que no resbalasen, para evitar problemas.

Los materiales que utilizamos esta vez fueron fieltro de colores para los triángulos (además de no resbalar y ser blandito tiene unos colores muy vivos, y es fácil de recortar y pegar) y la base de espuma.
La espuma de la base la compramos por metro en un bazar chino. Es como goma eva pero lleva una trama de hilos por el interior para darle resistencia.
Lo bueno de esta espuma (parecida a la goma eva) es que es acolchada y no resbala.
Utilicé una casi igual, pero más gorda para hacer un disfraz de Bender, de Futurama.

Con estos nuevos materiales tenemos una alfombra del Twister que no resbala, que es blanda, y que es agradable al tacto (no transmite sensación de frío).

Una vez volvimos de comprar los materiales me puse con el plano. Habíamos comprado un trozo de espuma blanca de más o menos 140 cm (el ancho del rollo) por 150 cm (para hacer más o menos un cuadrado). Preparé un hexágono que aprovechase todo lo que se pudiese esas medidas, y después saqué las medidas de los triángulos.
Una vez listos los planos, y con las medidas ya definidas, nos pusimos a cortar.

Hicimos una plantilla de los triángulos, y recortamos del fieltro cuatro de cada color.
Para hacer la base con forma de hexágono utilicé a modo de compás enorme un bolígrafo atado a un trozo de cordel.

Para colocar los triángulos en su sitio utilizamos un hilo de referencia. Básicamente son tres líneas que unen cada vértice con su opuesto, haciendo un asterisco, y dos triángulos cuyos vértices están en el centro de las caras (pares o impares, por eso son dos triángulos)
Esos hilos nos delimitaron dónde debía ir cada uno de los triángulos de fieltro.

Colocamos todos los triángulos, repartiendo los colores, y ayudados por los hilos de referencia, centrándolos en los huecos y con lápiz marcamos el borde de los mismos en la base.

Para pegarlos utilizamos cola de contacto. Ya he hablado antes de ella, es estupenda porque es fácil de utilizar y además da una unión flexible.
Las instrucciones de la cola dicen que se debe aplicar una capa fina en ambas superficies a pegar (en este caso triángulo de fieltro y base), esperar 5 o 10 minutos a que sequen y ponerlas en contacto.
Mi intención era seguir las instrucciones, pero me encontré con dos problemas.
Por un lado, esperar a que se seque la cola es muy aburrido y hace que se pierda mucho tiempo. Por otro lado, el fieltro se empapa de cola, lo que hace que haya que usar muchísima para cubrir todo el triángulo y que tarde más en secar.
Cuando ya llevaba unos cuantos triángulos decidí saltarme las instrucciones y cambiar de sistema.
Eché cola únicamente en la base, y con la cola aún fresca coloqué los triángulos de fieltro en su lugar.

Ahora los problemas:
No utilicéis un pincel para extender la cola. Después es muy difícil limpiarlo. Es mejor utilizar una espátula (una tarjeta plastificada vieja también serviría).
Aún marcando el borde del triángulo, es muy fácil salirse y que se vea el pegote de cola, o quedarse corto, y ver cómo alguna de las esquinas parece estar despegándose.

Una vez pegados todos los triángulos, quitamos los hilos de referencia y dejamos la alfombra del Twister a ventilar. A pesar de ello, cuando la regalamos áun olía a cola, así que ya sabéis: Lugar bien ventilado y dad un margen antes de utilizar estas cosas, para que le dé tiempo a airearse.

La otra parte del juego son las ruedas, las que te dicen qué extremidad tienes que poner en qué color. Nos interesaba algo más sencillo, únicamente con colores, para que la niña no se liase, y como la alfombra tiene seis colores, un dado es la elección ideal.

Luisa tenía por ahí unos dados de espuma bastante grandes que nos vinieron que ni pintados.
Como tienen las esquinas redondeadas, se puede ver claramente un círculo en cada una de las caras. Cortamos un círculo de fieltro de cada color con el tamaño de la cara del dado, y lo pegamos (también con cola de contacto)

Y con eso ya tenemos terminada la alfombra hexagonal del Twister, y un dado para elegir el color.

Más adelante, cuando además de con los colores quiera jugar con las manos y los pies, ya buscaremos cómo hacer un dado o una rueda para escoger entre extremidades.

Pd. Muchas gracias a la gente que me dejó comentarios en su momento en la entrada del Twister casero. Algunas ideas que me dejásteis ahí me fueron muy útiles, aunque no las haya llevado todas a cabo.